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martes, 19 de julio de 2011

3: De cómo la piedra vuelve a la carga.


George agarró la piedra con curiosidad, le habían pedido expresamente ir a Hogwarts para dar un cursillo sobre el comercio de objetos mágicos, la verdad es que hasta a él mismo le parecía un tedio de mucho cuidado, pero no se podía negar. “Es lo malo de hacerse mayor, hay que seguir ciertas “reglitas” para nada agradables. ¿Quién conseguía mandarme a mí cuando era un crío? Ojalá volviera a serlo, aunque solo fuera por volver a ver a Fred…”, pensó con nostalgia. En ese momento volvió a centrar la atención en la piedra: parecía un canto rodado normal, pero a la vez brillaba con luz propia. Decididamente era muy extraño, le dio unas vueltas y, al ver que no pasaba nada, se la guardó en el bolsillo.
-Curioso, parece una broma de Fred para hacerte quedar en ridículo.-Musitó.
-Bueno, exactamente no…creo que solo es para que pueda dar la murga desde el otro laaado.-George se giró como un resorte, sin poderse creer lo que había oído. Pero allí estaba: un chico de unos veintitantos pelirrojo, larguirucho y con una mirada divertida en los ojos que, sin embargo, parecían estar en otro mundo y, realmente, lo estaban. George no cabía en sí de emoción.
-¡¿Fred?!!! No, no puede ser. Porque si no esto sería la piedra de la resurrección y Harry la perdió en…en… ¡en el bosque!!! Bueno, no sabes todo lo que nos ha pasado, hasta resulta que tienes una hija que se llama…
-Nig, lo sé, y también sé que está en Slytherin y que pidió ayuda a un profesor, Neville Longbotton, para ocultároslo (parecía paradito el chico de pequeño…). Eso y que su mejor amigo es el pequeño “Scorp”, que se dice pronto, pero conlleva unas explicaciones (que no agradarían demasiado a nuestra hermanita ni a Harry). También sé que te casaste con Angelina Jonson, aunque que conste que yo le gustaba más. Pero bueno, en eso seguro que no me echaste de menos. ¿Eh, hermanito?-Cuando Fred terminó de decir aquello (y alguna que otra cosilla más, nada, media hora de comentarios con segundas y detalles secretos de todos y cada uno de los miembros de la  “Gran y Honorable Familia Weasly”, en palabras del propio Fred) fingió tomar aire y le pidió un último favor a George:
-Sé que me echarás de menos y que soy insustituible, pero bueno, no todos son tan maravillosos como yo.-En aquel momento sonrió de manera triste, tal y como su hija lo había hecho un día antes (aunque por razones bien distintas) y continuó.-Pero mi hija me necesita más que tú en estos momentos, así que te pediría que, al llegar al castillo le entregaras esta piedra, es mi primera voluntad post-morten. ¿Trato hecho?-George miró de manera sería a su hermano y le tendió una mano.
-Trato hecho, hermanito.-Y así, de la “mano”, se dirigieron hacia el castillo.
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Nig se tumbó en la cama de su cuarto, aun con la túnica puesta, disfrutando de un momento de relajación después de una jornada llena de escaladas peligrosas y teorías sobre el porqué de la amenaza de muerte que se cernía sobre ella (aparte de los “maravillosos” deberes de historia). En aquel momento la arpía de Classilda Goyle apareció seguida de un par de chicas más que, en opinión de Nig, no merecían tener nombre, ya que apenas eran unos apéndices de Classilda. La pelirroja preparó la varita debajo de su espalda, dispuesta a lanzar algunos de sus hechizos ridiculizantes. Aun así se hizo la dormida, había personas mucho más merecedoras de sus bromas. Pero en aquel momento pasó lo impensable: su tío George apareció en la habitación seguido de la directora. Nig se levantó de un salto y adoptó una postura más o menos formal y Classilda y sus “apéndices” se metieron en el papel de niñas buenas y estudiosas tumbándose sobre una de las camas libres. En ese momento la directora habló:
-Señorita Weasly, tu tío George ha venido a dar una charla para quinto al colegio y de paso se ha pasado a hablar contigo, espero que no halla que llevar a este al hospital por intoxicación o descoloramiento de piel y/o pelo. Bueno, os dejo solos. Goyle, Brown, Hamilton; venid conmigo.-Las tres chicas obedecieron a la directora y fueron tras ella. Nig miró molesta al suelo y después se giró hacia su tío:
-George, esto no es lo que parece, yo, estaba bromeando con el uniforme, ya sabes, cambio de color y eso…-Nig alzó la varita y empezó a cambiar de casa el uniforme, pero siempre, irrevocablemente, volvía a ser el de las serpientes. En aquel momento George levantó una mano y dijo:
-Lo sé, sé que estás en Slytherin y sé lo de tu amiguito…-Hizo una mueca de desprecio antes de continuar.-Pero no pasa nada, no se lo pienso decir a los otros, a mí me da igual la casa y, bueno, tus amigos son cosa tuya, luego ya verás quiénes permanecen contigo y quiénes no. Y respecto a lo de que mandas a algunos al hospital por intoxicación o descoloramiento…
-No fue culpa mía.
-Estoy orgulloso. Ah, y por cierto, creo que alguien tiene que hablar contigo.-Dicho esto dejó la piedra con sutileza encima de la cama y se marchó del cuarto. Nig contuvo el aliento y guardó la piedra con cuidado en el bolsillo, luego le preguntaría a Rose o a Scorpius por su significado.
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Rose agarró un volumen aún más grande que los anteriores y lo puso sobre la mesa, y le quitó todo el polvo de encima. Scorpius, que hasta entonces había permanecido callado jugueteando con su varita, dijo, con apenas un susurro:
-Mira, que te tenga que decir un chico que lo importante no es el tamaño…-Rose le dirigió una mirada furiosa y volvió a centrar la vista en el índice del libro. Suspiró:
-Aquí tampoco habla de piedras para hablar con gente. Solo hay un capítulo llamado: “Las Piedras son tus Amigas”, creo que esto tampoco es.-Scorpius la miró divertido:
-¿La pequeña Rose necesita libros de autoayuda? Claro, será porque se lleva mal con su libro nuevo…-Rose se hartó, se giró y le tiró el gran volumen a la cabeza con rabia. El chico apenas pudo esquivarlo.
-¿Pero a ti que te pasa? ¿Es que no te sabes tomarte bien una broma? ¿Acaso es que solo puedes soportar las de Nig? Mira Weasly, creo que deberías tirar tus libros viejos y dejarme a mí el trabajo, que para algo estamos los profesionales modernos.-Rose le miró y bufó. En aquel momento Albus, que hasta entonces había permanecido dormido en un rincón estiró los miembros y pidió paz. Rose y Scorpius intercambiaron una última mirada y se centraron cada uno en sus libros y, para desgracia de Rose y alegría de Scorpius, la respuesta estaba en un pequeño volumen de su amigo que prácticamente parecía recién sacado de su paquete. El chico sonrió con superioridad y leyó para todos:
-“La piedra de la resurrección es conocida por poder invocar muertos, para ello solo es necesario girarla tres veces y decir el nombre del muerto en cuestión”.-Después de leer esto miró a Nig que, pasmada, miraba el insignificante canto rodado que en su mano descansaba. Se encogió de hombros y le dio tres vueltas antes de decir a voz de grito, dejando a la pobre bibliotecaria medio atontada:
-¡Fred Weasly!!!-Y allí, ante ella, estaba su padre, sonriendo divertido al ver a los cuatro niños atónitos que tenía ante él.
-¿Qué, qué esperabais encontrar vosotros, una lechuza?

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