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martes, 2 de agosto de 2011

4: De cómo Nig recibe un castigo que la hace feliz.

Albus echó una mirada a la bibliotecaria, que parecía seguir traumatizada (pero más relajada) y, seguidamente, al viejo mapa llevaba en la mano.

-Me cagüen… ¡Viene Slughorn!!!-Sus amigos se giraron con curiosidad, preguntándose cómo podía saberlo Albus, el inocente Albus. Sin embargo, Fred sonreía con suficiencia, sabiendo perfectamente cuál era la infalible “arma” del niño, ya que él la había utilizado ya. Le dedicó una mirada cómplice antes de desaparecer. Entonces Nig escondió la piedra, algo asustada, ya que en esta había aparecido un extraño signo:

En aquel momento el profesor entró en la biblioteca, mirando alternativamente a cada uno de los alumnos antes de decir con seguridad:
-30puntos menos para Gryffindor y 60menos para Slytherin, ni me contéis lo que ha sido esta vez. Aunque no me lo esperaba de ti, Rose Weasly.-Rose iba a protestar, a decir que era inocente de todo ese alboroto cuando el hombre añadió:
-Ah, y  Weasly, Nig, ven conmigo.-Nig se encogió de hombros y dirigió una mirada alentadora a sus amigos antes de desaparecer por la puerta detrás del profesor.

   -Mira Weasly, no sé qué tienes entre manos, pero no pienso dejar que pase lo de la otra vez en los baños de chicas.-Nig sonrió al recordar aquel momento, que bien se lo pasó aquel día...-No te rías jovencita, no sabes lo que costó hacer que aquello volviera a tener el aspecto de un baño. Pero esa no es la cuestión, el castigo que vas a tener ahora no se utiliza desde hace exactamente desde hace 25 años y no es exactamente un castigo, pero alguna excusa tenía que tener para meterte en el equipo de quidditch…-Los ojos de Nig brillaron intensamente. “Cuando se lo diga a Harry…” Pensó ilusionada.- Como bateadora.-La sonrisa de Nig se ensanchó aún más. “Y encima podré cargarme a James con una buena excusa…”-Así que ya sabes, mañana después de las clases.-Nig fingió seriedad, asintió y dejo marchar al profesor, aunque en cuanto este desapareció se puso a bailar de la ilusión. Lo que no sabía era que le esperaba una sorpresita para nada agradable aquella misma noche...

martes, 19 de julio de 2011

3: De cómo la piedra vuelve a la carga.


George agarró la piedra con curiosidad, le habían pedido expresamente ir a Hogwarts para dar un cursillo sobre el comercio de objetos mágicos, la verdad es que hasta a él mismo le parecía un tedio de mucho cuidado, pero no se podía negar. “Es lo malo de hacerse mayor, hay que seguir ciertas “reglitas” para nada agradables. ¿Quién conseguía mandarme a mí cuando era un crío? Ojalá volviera a serlo, aunque solo fuera por volver a ver a Fred…”, pensó con nostalgia. En ese momento volvió a centrar la atención en la piedra: parecía un canto rodado normal, pero a la vez brillaba con luz propia. Decididamente era muy extraño, le dio unas vueltas y, al ver que no pasaba nada, se la guardó en el bolsillo.
-Curioso, parece una broma de Fred para hacerte quedar en ridículo.-Musitó.
-Bueno, exactamente no…creo que solo es para que pueda dar la murga desde el otro laaado.-George se giró como un resorte, sin poderse creer lo que había oído. Pero allí estaba: un chico de unos veintitantos pelirrojo, larguirucho y con una mirada divertida en los ojos que, sin embargo, parecían estar en otro mundo y, realmente, lo estaban. George no cabía en sí de emoción.
-¡¿Fred?!!! No, no puede ser. Porque si no esto sería la piedra de la resurrección y Harry la perdió en…en… ¡en el bosque!!! Bueno, no sabes todo lo que nos ha pasado, hasta resulta que tienes una hija que se llama…
-Nig, lo sé, y también sé que está en Slytherin y que pidió ayuda a un profesor, Neville Longbotton, para ocultároslo (parecía paradito el chico de pequeño…). Eso y que su mejor amigo es el pequeño “Scorp”, que se dice pronto, pero conlleva unas explicaciones (que no agradarían demasiado a nuestra hermanita ni a Harry). También sé que te casaste con Angelina Jonson, aunque que conste que yo le gustaba más. Pero bueno, en eso seguro que no me echaste de menos. ¿Eh, hermanito?-Cuando Fred terminó de decir aquello (y alguna que otra cosilla más, nada, media hora de comentarios con segundas y detalles secretos de todos y cada uno de los miembros de la  “Gran y Honorable Familia Weasly”, en palabras del propio Fred) fingió tomar aire y le pidió un último favor a George:
-Sé que me echarás de menos y que soy insustituible, pero bueno, no todos son tan maravillosos como yo.-En aquel momento sonrió de manera triste, tal y como su hija lo había hecho un día antes (aunque por razones bien distintas) y continuó.-Pero mi hija me necesita más que tú en estos momentos, así que te pediría que, al llegar al castillo le entregaras esta piedra, es mi primera voluntad post-morten. ¿Trato hecho?-George miró de manera sería a su hermano y le tendió una mano.
-Trato hecho, hermanito.-Y así, de la “mano”, se dirigieron hacia el castillo.
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Nig se tumbó en la cama de su cuarto, aun con la túnica puesta, disfrutando de un momento de relajación después de una jornada llena de escaladas peligrosas y teorías sobre el porqué de la amenaza de muerte que se cernía sobre ella (aparte de los “maravillosos” deberes de historia). En aquel momento la arpía de Classilda Goyle apareció seguida de un par de chicas más que, en opinión de Nig, no merecían tener nombre, ya que apenas eran unos apéndices de Classilda. La pelirroja preparó la varita debajo de su espalda, dispuesta a lanzar algunos de sus hechizos ridiculizantes. Aun así se hizo la dormida, había personas mucho más merecedoras de sus bromas. Pero en aquel momento pasó lo impensable: su tío George apareció en la habitación seguido de la directora. Nig se levantó de un salto y adoptó una postura más o menos formal y Classilda y sus “apéndices” se metieron en el papel de niñas buenas y estudiosas tumbándose sobre una de las camas libres. En ese momento la directora habló:
-Señorita Weasly, tu tío George ha venido a dar una charla para quinto al colegio y de paso se ha pasado a hablar contigo, espero que no halla que llevar a este al hospital por intoxicación o descoloramiento de piel y/o pelo. Bueno, os dejo solos. Goyle, Brown, Hamilton; venid conmigo.-Las tres chicas obedecieron a la directora y fueron tras ella. Nig miró molesta al suelo y después se giró hacia su tío:
-George, esto no es lo que parece, yo, estaba bromeando con el uniforme, ya sabes, cambio de color y eso…-Nig alzó la varita y empezó a cambiar de casa el uniforme, pero siempre, irrevocablemente, volvía a ser el de las serpientes. En aquel momento George levantó una mano y dijo:
-Lo sé, sé que estás en Slytherin y sé lo de tu amiguito…-Hizo una mueca de desprecio antes de continuar.-Pero no pasa nada, no se lo pienso decir a los otros, a mí me da igual la casa y, bueno, tus amigos son cosa tuya, luego ya verás quiénes permanecen contigo y quiénes no. Y respecto a lo de que mandas a algunos al hospital por intoxicación o descoloramiento…
-No fue culpa mía.
-Estoy orgulloso. Ah, y por cierto, creo que alguien tiene que hablar contigo.-Dicho esto dejó la piedra con sutileza encima de la cama y se marchó del cuarto. Nig contuvo el aliento y guardó la piedra con cuidado en el bolsillo, luego le preguntaría a Rose o a Scorpius por su significado.
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Rose agarró un volumen aún más grande que los anteriores y lo puso sobre la mesa, y le quitó todo el polvo de encima. Scorpius, que hasta entonces había permanecido callado jugueteando con su varita, dijo, con apenas un susurro:
-Mira, que te tenga que decir un chico que lo importante no es el tamaño…-Rose le dirigió una mirada furiosa y volvió a centrar la vista en el índice del libro. Suspiró:
-Aquí tampoco habla de piedras para hablar con gente. Solo hay un capítulo llamado: “Las Piedras son tus Amigas”, creo que esto tampoco es.-Scorpius la miró divertido:
-¿La pequeña Rose necesita libros de autoayuda? Claro, será porque se lleva mal con su libro nuevo…-Rose se hartó, se giró y le tiró el gran volumen a la cabeza con rabia. El chico apenas pudo esquivarlo.
-¿Pero a ti que te pasa? ¿Es que no te sabes tomarte bien una broma? ¿Acaso es que solo puedes soportar las de Nig? Mira Weasly, creo que deberías tirar tus libros viejos y dejarme a mí el trabajo, que para algo estamos los profesionales modernos.-Rose le miró y bufó. En aquel momento Albus, que hasta entonces había permanecido dormido en un rincón estiró los miembros y pidió paz. Rose y Scorpius intercambiaron una última mirada y se centraron cada uno en sus libros y, para desgracia de Rose y alegría de Scorpius, la respuesta estaba en un pequeño volumen de su amigo que prácticamente parecía recién sacado de su paquete. El chico sonrió con superioridad y leyó para todos:
-“La piedra de la resurrección es conocida por poder invocar muertos, para ello solo es necesario girarla tres veces y decir el nombre del muerto en cuestión”.-Después de leer esto miró a Nig que, pasmada, miraba el insignificante canto rodado que en su mano descansaba. Se encogió de hombros y le dio tres vueltas antes de decir a voz de grito, dejando a la pobre bibliotecaria medio atontada:
-¡Fred Weasly!!!-Y allí, ante ella, estaba su padre, sonriendo divertido al ver a los cuatro niños atónitos que tenía ante él.
-¿Qué, qué esperabais encontrar vosotros, una lechuza?

lunes, 11 de julio de 2011

2: De cómo le va la vida a Nig en Hogwarts.


Nig y Scorpius salían de clase de tranfiguraciones, la última de aquel día, cuando los vieron enfilar por el pasillo. Nig puso los ojos en blanco y sacó una bola roja de la túnica, la observó y con el cuidado de un experto la colocó entre dos piedras. Después corrió hacia Scorpius y los se metieron en un aula vacía. Aunque cerraron la puerta Nig aún podía oír las palabras llenas de veneno de James y sus amigos:
-¡Serán rastreros!!! Hoy ni se atreven a plantarnos cara los muy cobardes. ¡Perdón!!! Cobardes no, el estúpido engendro mal parido de Scorpius y la monstruosidad traidora que se hace llamar Nig.-Parecía que iba a añadir otra sarta de insultos contra los niños cuando una explosión los detuvo en seco. Nig le dio la mano a su amigo y los dos corrieron hasta llegar a la sala común, con las maldiciones de James y sus amigos de banda sonora. Por suerte, estaban solos:
-Al menos aquí estamos a salvo, por un rato.-Dijo Scorpius respirando entrecortadamente. Nig sonrió tristemente, era verdad, ellos nunca estaban a salvo, siempre tenían que huir, en el fondo, su vida ahora tampoco tenía tantas diferencias con la anterior. Suspiró y se sentó con Scorpius en el sofá y se dispuso a hacer el trabajo de Historia de la Magia, miró los papeles con desprecio y después se dirigió a su amigo.
-Te cambio los deberes de pociones por esto y todos contentos, ¿vale? Oye Scorp, ¡me estás escuchando?-El chico la mandó callar con la mano y le dio a entender que tenía que escuchar. Cuando lo hizo oyó la inconfundible voz de malo de peli de Gregory Topsonly detrás de la puerta.
-Oye, yo he hecho lo que he podido, pero la chica es escurridiza y siempre va acompañada de Malfoy y no creo que a su padre le hiciera mucha gracia que este desapareciera misteriosamente, sabe de nuestros planes, COLABORA en nuestros planes. Espera ¿qué haces?-No oyeron nada más. Scorpius señaló un recoveco detrás de un armario lo suficientemente grande como para ocultarlos y Nig no se lo pensó dos veces: corrió hacia allí seguida de su amigo. Una vez a salvo esperaron un rato, al no oír nada salieron lentamente, encontrándose con el  gran cadáver de Gregory en el suelo. Nig guardó un respetuoso silencio (aunque sin reprimir una mirada traviesa y, en parte, siniestra) durante un minuto antes de añadir:
-Esta vez nos hemos metido en un buen lío, Scorp. –Su amigo asintió, antes de ponerse a vomitar. La niña no pudo reprimir una sonrisa al verle, después corrió a llamar a un profesor.
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Mientras corría por los pasillos y evitaba escuchar los comentarios morbosos de sus compañeros de casa Nig buscaba a un profesor, bueno, lo buscaba hasta chocarse (literalmente) con él. Nig intentó mostrar su habitual desenfado, pero en ese momento reparó en qué profesor era.
Neville Longbotton la miró de arriba abajo, sus compañeras de habitación decían que era el “George Clouney” de los magos; a ella solo le parecía una cara en la que confiar, aparte de alguien que entendía sus “diferencias” con James. La cara de la alumna hizo el suficiente efecto en el profesor como para saber instantáneamente que necesitaba su ayuda.
-¿Haber, qué has hecho esta vez?-Le preguntó.
Sin más dilación Nig le condujo a su sala común y, una vez abierta la puerta, ella y Scorpius le mostraron el cadáver acompañado de sus sobrecargadas declaraciones, sobre todo por parte de la pelirroja, su amigo era más comedido.
-Y entonces le ahuyenté con mi súper-hechizo “torbellino”, es una pasada, si quieres se lo hago al profe de Historia para que compruebes su eficacia.-Neville levantó una mano y le dijo que no hacía falta continuar, conociendo perfectamente aquella estratagema de la niña. “La verdad es que sí que es clavadita a su padre” pensó mirándola de reojo. Se rió para adentro, “bueno, clavadita excepto haciendo amistades, seguro que ningún Weasly aprobaría su amistad con Scorpius Malfoy, por muy majo que este fuera”. Disipó aquellos pensamientos intentando no irse por las ramas y los miró a ambos:
-Ahora le contáis esto a la directora y, después, os vais al Gran Comedor a cenar, ¿bien?- Muy a su pesar los dos amigos asintieron y corrieron hasta el despacho de la directora. Una vez contada su historia (esta vez sin exageraciones míticas) fueron a cenar, donde, como muchas otras veces, les esperaban las pullas de sus compañeros de casa y, como muchas otras veces, el puño de Scorpius y las bromas pesadas de Nig tuvieron que permanecer debajo de la mesa, porque nunca les caía una bronca a Classilda Goyle ni a Herbert Black, ni mucho menos a alguno de los dos gemelos huérfanos, con su carita de ángel engañarían hasta al mismísimo Harry Potter, el actual ministro de magia y tío de Nig. Lo curioso era cómo habían entrado en Slytherin, ya que se suponía que todavía estaba en duda la pureza de su sangre. Era uno de aquellos misterios de los que siempre hablaban Rose y Scorpius, pero Nig lo tenía claro: era la casa de los desechos de la sociedad futura, es decir, un par de huérfanos con mente de psicópata encajaban perfectamente en su concepto de desechos sociales. Pensar en Rose la hizo sonreír, su nombre le recordaba que Scorpius y ella no estaban tan solos. Aunque había un problema notable: Rose y, como no, Albus, que era su otro amigo, iban siempre acompañados del resto de Gryffindors de primero y ninguno de estos quería saber nada de unos Slytherin, sobretodo de una niña que había nacido sin componente femenino y un Malfoy. Nig había insistido muchas veces en que si no sabían su nombre no tenían por qué saber su procedencia. Entonces Scorpius señalaba su pelo, sus ojos y su altura y le preguntaba y si con esos datos alguien había dudado, aunque solo fuera un instante, de quién era su padre (y eso sin contar que mantendrían una conversación con ella, lo que les daría las pistas definitivas). Entonces se señalaba la piel pálida, los ojos grises, el pelo rubio y su garganta y le decía que todos los Malfoy del mundo tenían esas características y a no ser que se tostara, se hechizara los ojos y el pelo y se le tomara la voz todo el mundo sabría que era un Malfoy (aparte de la incultura que tenía sobre el mundo mágico). Mientras pensaba en todo eso notó como algo se chocaba con su espalda, se giró y vió un papelito con un mensaje escrito en la pulcra e inconfundible letra de Rose:
¿Qué ha pasado antes? ¿Por qué se os han llevado?
Nig sonrió y escribió por el reverso:
Mala puntería, eh? Aprende de la maestra. Os lo contamos al salir, ultra-secreto. Misión especial. Ya sabes tú donde.
Después, viendo la cara de curiosidad de Scorpius se dispuso a contarle lo sucedido.
-Nada, ya sabes, que Rose se ha fijado en que hemos salido del despacho de la directora antes, y que yo entre y salga de allí como de la sala común es normal, pero que tu vallas no. Aunque Rose te tenga una manía que para qué no quiere decir que no sepa que no eres la clase de chico que se mete en líos. Y no me mires con esa cara, que todos sabemos que Rose y tú solo coincidís en las manías persecutorias (que ya tiene delito).  Anda, ¿nos vamos ya para el antiguo Gran Comedor?-Su amigo asintió y ambos se dispusieron a bajar hasta su lugar secreto.
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El antiguo Gran Comedor (o también llamado Sala de la Gran Batalla) había quedado sepultado después de las obras de reconstrucción, ahora era una especie de Monumento Histórico, aunque nadie iba a verlo (seguramente por eso mismo), así que era el mejor lugar para reunirse, aunque ya de por sí bajar era una tarea difícil y algo peligrosa, lo que costaba subir era aún peor, de modo que solo podían ir allí los viernes por la tarde, cuando todos estaban demasiado ocupados pensando en el fin de semana y los deberes como para pensar en los enanos de primero, aunque desaparecieran durante un día entero o incluso más. Esto era lo que hacía el lugar tan apetecible, aparte de ser espacioso y, además, les recordaba que, a pesar de todo, sus padres eran unos héroes, alguien a quién merecía la pena recordar con orgullo. Bueno, a todos les valía eso menos a Scorpius, ya que sus padres eran muchas cosas, pero precisamente héroes no. El niño se secó una lágrima rápida, intentando que nadie lo notara con la suerte de solo dar con la conciliadora mirada de Nig, que como tantas veces jugueteaba con aquel que había sido el último invento de su padre en un rincón apartado de la sala. En ese momento notó como algo le taladraba la cabeza: “Tienes suerte, al menos tus padres están vivos”. Scorpius se removió nervioso, no sabía de donde venía aquello, pero no era ni de lejos agradable, aunque le recordaba a algo, algo lejano que ya había oído alguna vez quizá en una historia…Movió la cabeza varias veces para disipar esos pensamientos, recordándose a sí mismo dónde estaba y por qué había venido, intentando no irse por las ramas en una de sus paranoias. Cuando consiguió volver a la realidad se encontró con la mirada entre curiosa, preocupada, y algo divertida, de Albus. Sonrió y fingió encontrase perfectamente, aunque antes echó una mirada rápida hacia atrás, esperando encontrar al propietario de la misteriosa voz, lógicamente, sin ningún resultado. Después se reunió con sus amigos para contarles lo sucedido, olvidando así aquel mensaje que, sin duda, se repetiría.

martes, 28 de junio de 2011

1: De cómo nace una nueva y gran amistad.


Nig se colocó el sombrero sobre la cabeza y notó como este la examinaba, estaba molesta, se sentía desnuda ante el sombrero. Primero examinó su tendencia bromista y leal, pero luego hurgó en su sed de venganza, sus mentores y su a veces siniestra mirada. Apenas fue consciente de cuando la mandó a Slytherin, ella ya sabía que aquel iba a ser su lugar, no sabía cómo, pero lo sabía. Cuando se dirigía hacia la mesa pudo oír los murmullos de sorpresa de todo Gryffindor, pero no los escuchó. Se sentó en un oscuro rincón de la mesa llena de miradas de repulsión, donde, aparentemente, no había nadie. Por eso le sorprendió tanto oír una suave voz de niño a su lado.
-Bienvenida a la peor casa del mundo conocido y por conocer. Un placer, Scorpius, Scorpius Hymperion Malfoy (sí, yo no elegí mi nombre).-El niño se dejó ver, era menudo, tenía el pelo rubio por la barbilla y unos tristes ojos grises. La miró de arriva abajo y le tendió una mano, ella la aceptó.
-Nig, encantada. Por cierto, ¿te gusta la tienda de los gemelos Weasly?-El chico se encogió de hombros.
-Nunca he estado, mi familia dice que su familia, apostaría a que la tuya también, son unos traidores, no lo entiendo, pero bueno…Los padres son los padres, ¿no? ¿Cómo es la tienda?-En ese momento los ojos de Nig se iluminaron y se puso a hablar de todas las maravillas de aquel lugar, naciendo así una amistad.


lunes, 27 de junio de 2011

Prólogo: De cómo una niña pasa de raptada a huérfana.


una niña pelirroja corría por las resbaladizas calles de Londres con la única esperanza de refugiarse de la lluvia que caía con insistencia. Pronto encontró su salvación: una mujer pelirroja de mediana edad que habría un portal que ningún viandante parecía ver, pero ella sí que lo veía, perfectamente, porque ella no era normal. Se puso a chillar gritando que la aguardara, que necesitaba ayuda urgente y, como muchas otras veces, sacó el colgante con la foto de una sonriente familia de pelirrojos. La mujer la miró, primero escéptica y luego con curiosidad y la invitó a pasar a su casa.
Entraron por un corredor estrecho, ya adornado con las típicas figuritas navideñas de la época hasta llegar a una cocina donde un niño moreno y larguirucho ojeaba aburrido un libro de texto. La mujer le dirigió una mirada severa (seguramente por estar allí tan tarde) y este salió de la habitación no sin antes dirigir una mirada de desaprobación a la chica. En cuanto salió la mujer se giró hacia la niña, que la miraba expectante:
-¿Quién eres y por qué tienes una foto de mi familia?-Su interlocutora la miró asustada y alzó las manos en señal de inocencia antes de contestar:
-Claudius descubrió algo acerca de Nuestra familia y me entregó el medallón. Ah…me llamo Nig.
-¿Y dónde está ese Claudius?-Nig tragó saliva y se enjuagó una lágrima antes de contestar:
-Muerto, como todos los demás. Los mataron en cuanto supimos lo del medallón. ¿Qué sabes de él, del medallón, digo?
-Del medallón, bastante, la verdad (si no contamos de dónde ha salido y la procedencia del metal, claro). Son todos mis hermanos y yo, que soy la única niña de la foto, evidentemente. Los dos más mayores son mis padres…aun así… ¿tú quién eres para preguntarlo?-Nig levantó las manos en, esta vez, señal de paz.
-Calma, eh, calma. Yo soy parte del experimento W. Somos siete niños que solo tienen un predecesor, o bien padre, o bien madre (obviamente). Según me contó Claudius una vez nos sacaban de un pelo de nuestro padre o madre; o algo así (asqueroso, ya lo sé). También me contó que era fácil saber si tienes padre o madre por tu sexo: siempre es el contrario. Así que  he de suponer que dado que tú eres la única chica y él era el único chico…era tu hijo. Lo siento, era un buen chico y practicaba bien la magia, sobretodo la seria. A mí me gustan más las bromas y eso, como a Lorrene. Luego estaba Michaela, que odiaba las arañas. Paulina, que adoraba los dragones. Y las otras dos eran más serias, Priscila y Bibian (aunque esta última tenía una cicatriz chulísima en la cara, como de una zarpa). Siempre me han parecido muy sosas… ¡Adoraba chincharlas!!! Igual que Lorrene, seríamos iguales de no ser porque ella tenía una oreja deforme, como hechizada… ¿Se encuentra bien?-La mujer parecía ida. Nig esperó pacientemente en la silla a que se recuperara, cuando lo hizo la propia mujer se exculpó sin necesidad de preguntas:
-Lo siento, es que sé perfectamente quién es quién y, bueno, es un poco traumatizante pensar en seis niños muertos y una huérfana…-Esta vez fue Nig la que abrió los ojos como platos. ¿Una huérfana? Es decir...su padre estaba muerto. Genial, maravilloso, justo lo que necesitaba para mejorar el ánimo. En ese momento comprendió que todos sus sueños se iban al garete, que no le quedaría ni la esperanza de conocer a su padre. Se llevó una mano a la cintura, sacó la varita, se apuntó a la cabeza y…Oyó un gritó mientras pronunciaba mentalmente el hechizo. Notó como la varita salía disparada de su mano e iba a caer a algún lugar de la habitación fuera de su alcance. Después oyó otro grito y se desmayó.
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Nig se despertó en una habitación de hospital días después. A su lado había un hombre pelirrojo, alto y delgado que la miraba con tristeza…o quizá melancolía. Al ver que se despertaba corrió a abrazarla y pudo decir entre sollozos:
-Te pareces tanto a él…-Nig abrió los ojos como platos (en parte por la sorpresa y en parte porque el abrazo no la dejaba respirar). ¿Qué se supone que pasaba? En ese momento entró una mujer morena, tanto de piel como de pelo, que le puso una mano en el hombro.
-George, cariño, creo que la chica necesitará explicaciones.-El tal George la miró y asintió, dejando a la vista una oreja deformada. Nig casi chilla, Lorrene. Sí, se le parecía mucho, quizá demasiado. Notó como un escalofrío le recorría la espina dorsal mientras George empezaba a hablar sobre su familia. La historia que oyó a continuación fue una de más duras del mundo conocido, con muertos, familias destruidas, traiciones y oscuridad, mucha oscuridad.
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Los días siguientes fueron muy rápidos, Nig entabló buena amistad con George y le prometió ayudarle en la tienda en verano, también consiguió entablar una gran enemistad con aquel chico que la había mirado mal (cuyo nombre era James). Después, la niña se fue a vivir con Ron, su mujer Hermione y sus hijos, Hugo y Rose; ya que eran los que tenían la casa más grande. La idea no la desagradaba lo más mínimo, adoraba a su familia, así que fue de buena gana. Cuando la Navidad acabó le dijeron que iba a ir a Hogwarts y le iban a asignar una casa, aunque todos estaban convencidos de que iba a ir a Gryffindor (hasta le regalaron una pequeña lechuza a la que llamaron así), aunque ella, sin saber muy bien el por qué, no estaba de acuerdo. 

Hola.

Sé que el título no es muy original, espero que la historia, que en seguida colgaré, esté a la altura de cualquier expectativa que se pueda tener de mí. 


Un saludo, la bloggera.